Hilos de colores cobran vida gracias a las talentosas manos de Lila Torres Chamaya, hábil tejedora de 40 años, originaria de Chota, Cajamarca. Ella es una mujer muy dedicada a su familia y a sus tejidos, cuida a cuatro de sus nietos, mientras sus hijos viven en Lima, y trabaja cuidando ganado y produciendo café en Nuevo Chota, Alonso de Alvarado Roque, Lamas, San Martín.
“Dios me ha dado un don para trabajar, hago pajaritos, flores, llamitas, alpacas, tigres, leoncitos, hago un montón de cositas, palabras… yo no sé leer, pero igual le hago como desean. No tengo estudios, mi mamá y mis abuelitos han sido pobres, no nos han educado, mi padre nos abandonó, pero yo tengo un don, y lo que me propongan lo puedo hacer”, Menciona Lila mientras teje con unos palos empleando las ramas del árbol cerca de su casita.
Lila es una mujer que ha sido padre y madre para sus hijos, menciona que siendo peona y tejedora ha logrado que ellos estudien y tengan las oportunidades que su madre y su abuela no le pudieron dar. “Vendo colchas, chalinas, bolsos, tapetes, chompas, yo hago de todo, tengo plátanos, gallinas criollas, yucas, maíz y frijol, a todo eso me dedico”, nos dice Lila, ya habiendo avanzado gran parte del tejido que lleva en manos.
Lila no trabaja sola, su vecina es su mejor aliada, y juntas acuden a las ferias y pueblos aledaños a ofrecer sus trabajos. “Si alguien desea aprender, yo estoy apta para enseñar con gusto”, menciona Lila, haciéndonos recordar que compartiendo también se tejen las vidas y los sueños de las personas.
Historias de vidaEn esta sección encontrarás las historias de los caficultores y sus familias, cuyas vidas han cambiado gracias a la intervención de Alianza CAFE.